sábado, 29 de octubre de 2016

Arma más potente

Contra las absurdidades, adversidades de la vida y la estupidez humana a veces sólo hay un remedio: un buen sentido de humor.

miércoles, 26 de octubre de 2016

lunes, 24 de octubre de 2016

Sobre el poder de los deseos


“Los sueños se cumplen allí donde creen en ellos”, así decimos en mis tierras. Llevo unos días raros que me hacen volver a reflexionar sobre la importancia de soñar. Sin haberme atrevido a soñar un día, no habría estado donde estoy, pero cuantas veces nos paramos y no avanzamos en algo sólo porque las leyes de la realidad (de hecho, ¿dónde están escritas?) nos dicen que este algo es imposible, sin darnos cuenta de que en realidad todo es posible, lo imposible sólo puede tardar un poquito más en llegar. Pero lo más curioso es como se cumplen los deseos. Muchas veces digo que si existe ese el Universo, pues tiene un buen sentido de humor. Tal vez, a la hora de pedir un deseo, se trata de formularlo con toda la claridad, especificando detalles, plazos o lugar de entrega, como si hicieramos un pedido a domicilio. 

Estos días, uno de los deseos de mi infancia quisó cumplirse de una manera tan inesperada que ya nisiquiera me acordaba de que un día muy lejano había pronunciado aquel deseo en voz alta. Me lo  ha recordado hoy mi madre quien a mis cinco años (¡!) me llevó a un círculo teatral de nuestra ciudad que me aceptó y en cuyo escenario hice mis primeros papeles en unos espectáculos infantiles. Fuí una Caperucita Roja, una Blancanieves, uno de Los Tres Cerditos, e incluso (graciosamente) un mono de "Maugli". A mis catorce años formé parte del grupo teatral del colegio donde estudiaba con el que hicimos unas pequeñas giras por la región. Lo curioso de la vida es que mi deseo pronunciado incluso se quedó grabado, en un vídeo de despedida del bachillerato, cuando antes de comenzar un nuevo camino universitario, nos hicieron una especie de la entrevista para memorizar el momento. Y ahí, a una pregunta clásica “qué es lo que te gustaria llegar a ser?” contesté lo siguiente: 

“Sé que voy a estudiar filología que me apasiona, sé que haré todo para conseguir organizar mi vida profesional tal como la veo yo, sé que un día llegaré a conocer ese país cuya lengua curiosamente hablo, sé que intentaré llegar a ser una buena profesora, pero no sé si un día tendré oportunidad de realizarme en el escenario teatral, lo que me gustaría mucho hacer. Bueno, la vida dirá” 

Tenía 16 años recien cumplidos. Mis palabras se quedaron grabados en uno de esos vídeos (y por lo visto en el Universo) que una vez vistos tras unos años y décadas, te provocan una risa cariñosa. Hasta hoy día, en ningún momento de mi vida me acordaba de aquel episodio, nunca he vuelto a pensar en el teatro, ni volvía a recordar aquellos deseos inocentes. Y es curioso como la vida te hace recordarlo, como si te pusiera frente al espejo en el que puedes verte a ti, con todos tus deseos, ilusiones y sueños olvidados. 

Hoy, cuando me entregaron (practicamente a fuerza) el guión nisiquiera estuve nerviosa, nisiquiera sabía qué (y cómo) hacer con este trozo de papel. Me estaba divertiendo. Y no tengo ni menor idea de cómo he conseguido interpretarlo de una manera que no me echaron del escenario. No sabía ni donde hacer pausas, ni escalaciones de intonación, cada vez repitiendo a esa gente (que nisiquiera me he dado cuenta de como ha aparecido en mi vida) que no voy a poder, que se equivocan, que no es lo mío, que no tengo ningunas capacidades, pero es como si no me hubieran escuchado nada y no tuve más remedio que dejarme llevar. Y lo hice. Y me pidieron que siguiese...

Siempre me sorprende la capacidad de la mente que es capáz de guardar información en algún cajón del olvido hasta un momento dado cuando te ves en una situación de aplicar lo aprendido. Así hasta he recordado un trabalenguas que, siendo chiquillos, nos hacían repetir cada vez antes de actuar

“ot tópota kopít pil pó polu letit”

Y una vez acabado el texto, tuve impulso de salir corriendo y escribirlo contando como anécdota del día a alguien muy querido, pero de alguna manera incontenible ese vorágine surrealista me seguía envolviendo y no me dejaba escapar. Y allí me quedaba, pensando en lo curioso que es la vida, que te devuelve tus deseos una vez pedidos, cuando menos lo esperas, cuando ya nisiquiera los deseas, cuando nisiquiera te vez en ello, pero lo más importante y lo más bonito de todo esto es lo que te los devuelve siempre, de una u otra manera, basta sólo desearlo en algún momento de tu vida con toda la fuerza del corazón. Y, sinceramente, no sé si mi camino debe dar una vuelta tan radical para que me dedique al teatro, pero lo más importante es que estos días una vez más me hicieron acordar de ese poder que tiene el Universo, sobre lo importante que es soñar. Y es lo que inspira mucho. Y me siento muy agradecida a mi Universo por haberme recordado que los sueños sí se cumplen. Pues a seguir soñando! 

1988, Caperucita Roja :-)
1999, a ver quien me reconoce :-)




domingo, 16 de octubre de 2016

Otoño, creación, inspiración...



La magia del otoño se esconde en las lluvias, en ese brillo del sol que sale después de haber estado atrapado por las nubes, en este susurro de las hojas coloradas que acompaña cada paso. El deseo de crear en esta época del año siempre se me hace más incontenible y voy de un lado a otro con esa ansia eufórica que en un momento te pide sacar lienzo y pinceles, en el otro te hace parar frente a una hoja blanca con una pluma en mano. No sé qué es lo que genera y alimenta esta inspiración, sea el frescor otoñal que equilibra la mente o sea ese calor interior que guardas de un abrazo más tierno... pero, este algo, que definitivamente viene desde un mundo invisible y mágico que nos rodea, pide convertir estos momentos en lo eterno. Y no importa lo que creamos, sea un poema, una canción, un relato corto, un cuadro, o unas cuantas líneas que tal vez un día formarán parte de un libro, o sea una avioneta construída del papel, todo será un fruto de esa ola de las cosquillas que de repente embarga el cuerpo avisando de la llegada de la inspiración que puede tomar diferentes formas, icluso más inesperadas.

Cada creación es un mundo. Recuerdo como en los tiempos de mi primera carrera me quedé hechizada por unos caligramas de Guillaume Apollinaire, un poeta francés con raíces eslavas. Mis modestos intentos de darle forma a mis propias estrófas no han tenido éxito pero sí una vez más me hizo reflexionar sobre lo polifacético que es el arte, sobre lo flexible que es la poesía. A lo largo de las décadas en una conciencia eslava Apollinaire existía más bien como un mito, como una leyenda, dado el mínimo acceso a sus textos que no se publicaban. Los lectores podían tener más bien un reflejo que una idea clara de la creación del poéta, igual que de la literatura francesa en general. Criticado por una propaganda soviética y marcado con una estampa de “un poeta que íba deshumanizando el arte”, Guillaume Apollinaire, sin embargo, tuvo sus seguidores entre los poetas rusos que también adoptaron esa forma vanguardista de un verso en figuras. Un simbolista, vanguardista, cubista, futurista, un pintor bohemio, un militar y uno de los literatos más influyentes de los comienzos del siglo XX, puesto en una lista de los apellidos más decadentes, un famoso crítico y un poeta innovador que supo unir la palabra e imágen, es un ejemplo más que nos demuestra que el arte es libre y no puede tener límites.  

Estos días, en una de mis conversaciones iteractivas con mi familia, mi prima me ha preguntado, qué es lo que podría aconsejar para fomentar la creatividad de mi pequeña sobrina prima, una criatura de 13 años cuya infancia se quedará para siempre marcada por unas circunstancias en las que parece no hay sitio ni para poesía, ni para crear, ni para captar inspiración. Pero la mente de un ser humano tiene capacidad de adaptarse a todo... Y yo, dudando mis capacidades pedagógicas y guiándome más bien por mis propias vivencias, lo único que le aconsejo siempre es no impedir, no molestar, no asustar, no dejar pasar esas primeras manifestaciones indecisas de su talento y creatividad... sólo darle la libertad a crear, observar adonde volverá su mirada y seguir este camino, acompañando y apoyando... Por motivos profesionales, muchas veces he podido observar como van cobrando vida los talentos... a veces das una clase y vas notando alguna mirada espiritualizada dirigida al infinito como si fuera adivinando formas de las nubes por el otro lado de la ventana. Y cuantos somos, los pedagogos titulados, que no tardaríamos en hacer una pregunta reveladora a ese alumno “desatento” en vez de pedirle permiso para leer esas estrófas suyas recién nacidas e inspiradas por los rayos del sol. Cuantas tareas y formulas sin resolver habrían podido convertirse en unas formas más perfectas de un nuevo verso... ¿cuántos Apollinaires habrá entre nosotros?




sábado, 15 de octubre de 2016

Confusiones por todas partes!



Hoy, una de mis alumnas españolas que hacen un esfuerzo brutal para aprender ruso me ha escrito desesperada preguntando si le podría aclarar algunas dudas lingüísticas que le impiden avanzar. Por supuesto, segura de mi misma y preparada para resolver cualquier problema, me he puesto a leer una lista de preguntas y... por más que avanzaba... comenzaba a sentirme como se siente un alumno que ha sacado en un examen unas temas que no había aprendido. A ver... ¿cómo lo explico esto? - he pensado yo en primer momento - ¿y cómo lo explico lo otro? ¿será posible que yo, hablante nativa y alguien que se atreve a nombrar a sí misma un “lingüísta” no sea capáz de explicar unos fenómenos de mi lengua materna? Por supuesto, como un habitante normal y corriente del siglo XXI, lo primero que hice fue preguntarlo a nuestro amigo común, Dr. Google, y... he descubierto que ni mi alumna es la única que se ha quedado con las mismas dudas, ni yo soy la única “profesora” que no sabe aclararlas. Y eso que siempre animo a mis alumnos a no asustarse ante el aprendizaje del ruso diciendo que no es tan difícil como parece. Hoy sí asumo que lo es, si, por ejemplo, ni yo misma encuentro una lógica en el uso de los tiempos verbales: 

a ver como explicaría yo que una frase que al español literalmente se traduce como “se fue rápido de aquí” que, a parte de transmitir una acción pasada constatando el hecho de que alguien se ha ido, en el ruso coloquial se entiende también como imperativo “vete de aquí” e incluso con una fuerte tonalidad emotiva. 

Y a ver cómo seguiría insistiendo yo en una existencia de las reglas en el uso de los tiempos si la lengua rusa no sólo permite, sino que demuestra, el uso tan caótico de los tiempos como en una frase del tipo: «Ayer salí de la oficina más tarde de lo habitual, espero en la parada unos quince minutos y no hay ningún bús. Luego miro el relój y que ya son las once de la noche. No había taxi y llamo por teléfono. Ya sabía yo que no hay que trabajar tanto”. Parece un cáos gramatical absoluto...

Ninguna de las otras lenguas que hablo no permite tal frivolidad en el uso de los tiempos y ausencia de su concordancia. Sí tenemos el futuro, presente y el pasado, pero por alguna razón incomprensible con un sólo presente podemos expresar una acción pasada: “voy ayer por la calle”. Y por algún motivo, el verbo tan existencial como “ser” como tal no lo usamos en el presente, e incluso sólo tiene formas del pasado y del futuro... será por qué nos cuesta atrapar el presente y siempre tendemos a mirar para adelante o para atrás?

Las reglas de la lengua rusa, a parte de ser innumerables, abundan en las excepciones. Hoy, después de un buen rato investigando, lo he tenido claro: aún los lingüístas más experenciados no consiguen llegar a un único acuerdo respecto de tal o cual fenómeno gramatical o respecto del uso de algunas palabras o expresiones idiomáticas rusas. Por otra parte, es lo que convierte a un aprendizaje de nuestra lengua en una auténtica aventura, tanto para alumnos como para profesores...

Las sorpresas lingüísticas le esperan a un alumno extranjero desde los primeros pasos... Cómo explicaríamos esa respuesta tan típica y cotidiana nuestra que aparece en cualquiera conversación:

"Da net" (Sí no). ¿Pues será un “sí”? ¿O será un “no”? Y sí en realidad su signifificado es una clara negación, pues ¿por qué entonces ponemos ese “sí” que confunde tanto?

 o ese famoso nuestro "Da net, ne znayu" (Sí no, no lo sé) que claramente se traduce como “No, no lo sé” o ese "Da navernoye, net" (Sí, creo que no)  que tiene significado indudable de “Creo que no”, ¿entonces por qué contienen ese consentimiento? ¿Acaso nos gusta crear unas confusiones usando frases que contienen en sí tanto confirmación como negación o incluso incertidumbre, pero que no obstante expresan una negación con el matíz de alguna posibilidad de la respuesta positiva? Confusiones por todas partes... parece que nos gusta complicar las cosas, como demuestra también nuestra famosa frase "Pravo zhe nalevo!" que cualquier extranjero literalmente traduciría como “A la derecha a la izquierda” pero un rusohablante bien sabe que, sin duda ninguna, sería una indicación indispensable a girar a la izquierda! Confusiones por todas partes... que raros que somos... 

Tras avanzar en mi pequeña investigación, me he tropezado con una siguiente lista de las frases que aseguran el dolor de cabeza a cualquier alumno extranjero que aprende nuestro idioma:

Zadélo  (me ha tocado) – za délo (nos ponemos a trabajar)
I díko mne (me aterroriza) – idí ko mne (ven aquí a estar conmigo)
Mi zhenáti (estamos casados) – mi zhe na tí (nos tuteamos)
Ti zherebiónok (eres un potrillo) – ti zhe rebiónok (pues eres un niño)
Nesurázniye veshi (unas cosas absurdas) – nesu rázniye veshi (llevo diferentes cosas)
Nádo zhdát (hay que esperar) – nado zh dát (pues hay que darle algo)

¿Más confusiones? ¡Fácilmente!  Un diálogo tan sencillo a primera vista como:

"Est´ pit´? – Pit´ est, est´ net" 
se traducería al español como:
"¿Tienes algo de beber? De beber sí tengo, de comer no, no tengo nada"

Nada más que confusiones pues... 

Se destaca la lengua rusa y por su enantiosemia, situaciones en las que una palabra tiene dos significados opuestos. Así, por ejemplo, una expresión "proslúshat´léktsiyu""escuchar (asistir a) una lección", en ruso puede entenderse como “entender una lección” o igual que “asistir a una lección pero no haber entendido nada por haberse distraído”... ¿por qué? A lo mejor me había distraído en una lección en la que nos lo explicaban, pero no sabría contestar...

Sin embargo, en cuanto a la importancia de la acentuación,  al castellano no le podríamos hacer competencia, pero, aunque en ruso no presenta el mismo valor gramatical, a nivel léxico puede crear confusiones. Aquí es donde nos sorprenderíamos de la etimología de algunas palabras. Así, por ejemplo, las palabras “zámok” (castillo) y “zamók” (cerradura) se consideran homónimos y no será por casualidad... llegadas a la lengua rusa a través del polaco y checo, tras haber sido léxicamente calcadas de la lengua alemana, en la que ambas palabras se pronuncian de la misma manera «Schloß», que, a su vez, ha sido calcada de la palabra «clūsa» del latin, han llegado a ser homónimos dado que  el "zámok" como un punto geográfico como si “cerrara” el paso de las tropas de los enemigos impidiéndoles entrar en su territorio, y de allí surgió el “zamók” que finalmente obtuvo el significado de "la cerradura". 

Y si no nos asustamos de ir más adelante, la diversidad idiomática de la legua rusa no dejará de soprendernos... uno de los ejemplos, que me viene en mente, aunque me costaría traducirlo, es “ruki ne dojódiat posmotrét´” cuya traducción literal al español sería "las manos no me llegan para verlo" y cuyo significado factual sería más o menos el siguiente: "tengo tantas cosas que hacer que no me da tiempo para ver algo". Que curiosa es la lengua rusa...

Y, para complicar aún más la cosa y para completar una lista de nuestras confusiones... cómo explicaríamos que “muy inteligente” no es siempre un piropo en la lengua rusa, que decir “que inteligente eres” suena como si alguien te echara una bronca, y, que “demasiado inteligente” ya puede sonar como una amenaza; o lo que un simple “nada” puede tener también un significado de “bien”, “todo perfecto” o de “no te preocupes”; o lo que una frase “no ha salido nada” que obviamente expresa una pena o un despecho, una vez dicha como “nada ha salido” ya significa una alegría por haber salido algo bueno... ¡a ver quien entiende a esos rusohablantes! Y menos cuando a una frase “Qué estás haciendo?” contestan “No estoy haciendo nada, estoy trabajando”. O cómo, por ejemplo, explicaríamos que si “kozá es una cabra hembra y “koziól es una cabra macho, pues por qué entonces “osá es una avispa, pero “osiól es un burro?!

Y a ver si va a saber que hacer aquel que invitará a un rusohablante a tomar un té:

-Chái búdesh?
-Da navérnoye net.
(- Quieres un té?
- Sí tal vez no.)

Y un líder de la lista... un ejemplo típico que hacen los profesores de ruso para demostrar toda la complejidad léxica de la lengua: “Kosil kosoi kosoi kosoi” lo que traduciríamos al español como “una persona bisoja estaba segando con una guadaña torcida”. Esas confusiones a cada paso... igual que esas frases y oxymorones que a nosotros nos parecen tener toda la lógica del mundo... aquí os dejo algunas...

- el Año Nuevo Viejo - una fiesta de la Noche Vieja celebrada, según el calendario antiguo, la noche de 13 a 14 de enero
- un ferrocarril de hiérro de plástico - se trata de un juguete de niños
- alimentos conservados frescos - unas latas de cualquier producto conservado cuya fecha de consumo todavía no se ha pasado
- agua hervida fría - agua que ha sido hervida pero ya se ha enfriado
- a lo mejor sin duda - ¡quien sabe por qué lo decimos así pero lo decimos con toda la certeza!
- dos grados de calor - ¡con nuestros fríos y unos dos grados sobre cero ya es un calor que hace!
- empiezan a terminarse - a lo mejor somos un poco pesimistas cuando se trata de las galletas que tarde o temprano se van a agotar
- el cristal de madera - cuando hablamos de las ventanas con unas marcas de madera
- ¡una hora golpeada! - es lo que decimos cuando nos hartamos de esperar
- Voy a andar a ir en coche - ¡sí somos muy confusos a veces...!

     Tal vez por eso no es de sorprender que los literatos siguen dudando un significado auténtico del título de un famoso "Voiná y Mir" (“Guerra y Paz”) de Lev Tolstoy... ya que una palabra “Mir” en la lengua rusa tiene significado no sólo de “la paz” sino también de “el mundo”... Sin embargo, tras esas raras reflexiones lingüísticas, animo a todos a aprender ruso...



(sigue escribiendo o no sigas escribiéndolo, igual será difícil de escribirlo)