lunes, 5 de diciembre de 2016

Las voces del silencio



Hay momentos cuando de tanto querer decir, de tantas palabras mudas que se acumulan en la garganta, te quedas callado. No hay nada más hablador que el silencio. No hay nada más elocuente que el silencio que guarda dolores. No hay dolores más fuertes que los que se esconden detrás de una sonrisa. Así escribo últimamente, esforzando la memoria para romper el silencio y, de sus trozos dispersos por mi pequeño espacio vital, crear una imagen borrosa de aquello lo que eran mis tierras, traicionadas y violadas. A veces creo haber podido vivir dos vidas, vivía la primera convirtiéndola en literatura, en la segunda me ha tocado vivir la literatura, sumergiéndome en sus profundidades y encontrar mi albergue en sus rincones más inhabitados. Hoy, en uno de los artículos que suelen aparecer en mis manos he tropezado con una buena definición de lo que es la creación para un expatriado:  "al crear en el exilio, un alma exiliada no solo practica su profesión como creador o creadora, sino que más bien realiza un acto de supervivencia cultural". Ni más ni menos, un acto de supervivencia, para poder atravesar un desierto entre dos tierras quiméricas.

1 comentario:

  1. Realmente conmovedor y muy cierto. Sentimientos así solo puede sentir quien lo vive.
    Un saludo

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