Aquí estamos, en los primeros días
del nuevo 2017 que ha comenzado con el sentimiento de la felicidad más profunda.
Confieso que tenía miedo de la llegada de estas fechas que desde que vivo en
estas soleadas tierras, me solían dar motivos más para tristezas que para alegrías.
En algún momento me he dado cuenta de que estaba esperando estos días como
esperan a un pinchazo con el que te sacan sangre para la analítica, acumulando
toda la tensión y preparándose a que inevitablemente duela. Confieso también que soy de
aquellos que a pesar de los años que se acumulan, siguen infinitamente creyendo
en que el bien vence al mal, en la magia que nos rodea, en unas soluciones que aparecen cuando menos lo esperas, en la justicia del universo, en una sonrisa que sabe secar lágrimas, en el amor que todos deseamos sentir pero pocos
nos atrevemos.
Las últimas semanas del 2016 he pasado algunos momentos de bajón la salida del cual me parecía tan sólo imposible, porque he olvidado lo más
importante... que las personas que nos quieren, siempre cogerán nuestra mano si
les abrimos una puerta a nuestro corazón y les invitamos a entrar... y una
vez ahí dentro, taparán con cariño todos los agujeros a través de los cuales entraban vientos, ahí mismo encenderán las luces navideñas, secarán las lágrimas en nuestras
mejillas y las adornarán con destellos más brillantes que harán juego con una
sonrisa más feliz...
El error que muchas veces hacemos es olvidar de que quienes
nos quieren, también sufren nuestros dolores, y si nos
encerramos sufriendo por dentro, el dolor se duplicará. Por eso deseo que
nunca olvidemos de caminar por la vida con el corazón abierto, porque no se
puede ver los rayos del sol si tapamos los ojos con las manos, porque no se puede ver
las estrellas del cielo nocturno si estamos con los ojos cerrados. Deseo que no olvidemos de dejar saber
a los que queremos cuanto nos importan, cuanto amor sentimos por ellos, cuanto
nos motivan en nuestro día a día. Que no olvidemos de compartir nuestras preocupaciones
con ellos porque no hay nada que juntos no encuentre solución.
El último día del
2016 ha sido tan feliz para mí como ni me lo podía imaginar, ha sido la magia
navideña o el calor de un bonito y sensible corazón que me quiere, pero el mío sí se ha llenado de la
felicidad más pura, más sincera, más mía... y con ello he entrado a este nuevo año 2017 que comienza con la paz e ilusión.
Especial y sensible, como siempre.
ResponderEliminarÉchaba de menos leerte.
Siempre encantado.
Feliz Año y que tu corazón no deje de vibrar...
Un beso...
Gracias por seguir leyéndome.
EliminarFeliz Año a ti y que cada día inspire tus líneas.
Un beso...