Pocos se atreven a sentir con tanta intensidad un momento felíz como aquel que ha perdido todo. Nadie agradece y disfruta tanto la llegada del
sol por la mañana como aquel que se acostaba sin saber si llegará el
amanecer. Tal vez la clave de la felicidad está en
dejar de tratar de convertir segundos en minutos, minutos en horas, horas en días
y días en eternidad, sino que en agradecer inmensamente a la vida la posibilidad de respirar un instante más ese aire que te hace sentir profundamente, inspirar ese aroma mágico de mar y limones. Porque un instante de vida basta para saber que un instante de vida basta para sentirte vivo.
Inmenso...
ResponderEliminarUn saludo... y un beso.
Como todo lo que nace de corazón.
EliminarUn saludo y un beso.