sábado, 24 de septiembre de 2016

La poética del insomnio



Despertarse a las 5.00 de la mañana... encender la luz de noche... hacer un té de frutas del bosque... asomarse a la ventana para respirar el aire de la noche otoñal... atravesar unos metros cuadrados de mi espacio... coger un libro... cerrar un libro... coger un bolígrafo... dejar un bolígrafo... sentarse en el sofá... levantarse del sofá y seguir acumulando metros cuadrados... mirar el reloj... asombrarse... hacer otro trago caliente... encender el ordenador... qué mejor que trabajar por las noches... poner la radio italiana, acompañante fiel de mis insomnios... envolverse en una manta y quedarse mirando el cielo nocturno en busca de la Osa Menor... Cuando me pasaba en mi vida anterior, al asomarme a la ventana de mi casa, me inundaba el profundo verde de los árboles vestidos de las luces doradas de mis farolas... ahora sólo veo el ladrillo y un buen e inapreciable trocito del cielo en el que me pongo a pintar cuadros de mi imaginación... Noches de insomnio... quien sabe de donde vienen y quien sabe adonde se van... Pero vale la pena quedarse despierto a las horas todavía nocturnas para sentir ese algo, especialmente poético, que vuela en este aire de septiembre que envuelve todo en su tierno frescor... tan tierno como una presencia tangible que abraza el corazón... 


2 comentarios:

  1. Como siempre, pensamientos íntimos que agradecemos que compartas. Seguro que ese inmenso cielo, que esta ciudad no suele dejar ver, te sigue ahí.
    Feliz tarde.
    Un saludo y un beso...

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    1. Este cielo es mágico, si lo miramos a través del corazón, deja ver lo invisible.
      Un saludo y un beso

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