viernes, 23 de septiembre de 2016

Dr. De Alma

Mi variación de una bonita fábula sobre el doctor que curaba el alma...

- Pues eso... dejarse llevar por el amor, perdonar y quererse a sí mismo. Como mínimo tres veces al día, para el desayuno, comida y cena. El siguiente paciente! Buenos días, qué le sucede? 
- Me duele el alma. Usted es el doctor de alma, verdad?
- Sí, me llamo Dr. De Alma. A ver, dónde le duele?
- No sé. En el alma.
- Enséñeme dónde. 
- No sé, en todo el cuerpo, no le puedo indicar en concreto, no sé dónde se encuentra mi alma, últimamente la siento poco, a no decir que no la siento nada. 
- Pero dice Usted que le duele... cómo le puede doler si no la siente? 
- Siento que no está. Duele el sitio donde estaba antes. Especialmente cuando intento hacer un inspiro... tal vez aquí en el pecho...
- Algo le ha hecho daño a su alma?
- No sé. Tal vez. Pues le digo que no la siento. Son pocas cosas que siento últimamente.
- Respire hondo...
- Me cuesta. Es como si el aire no entrara en el pecho. Qué es lo que me pasa, doctor?! Me da mucho miedo! 
- Pues eso... sus miedos... aquí están en el fondo de su pecho. Cómo quiere Usted que le entre el aire si está estancado por los miedos? De qué tiene miedo?
- Pues no sé... del futuro, de ariesgarme, de hacerme daño, de reirme y después llorar, de expresarme, de alegrarme, de amar, de muchas cosas. 
- Y cómo entonces quiere sentir su alma si la deja sin alimentación, si no le permite respirar el aire que necesita? Y la pobre se queda ahí paralizada en el fondo, justo ahí donde Usted siente el nudo que no le deja respirar. A ver... ahora déjeme que le ausculte... retenga el aliento...no respire... no respire... no respire... muy bien... parece que está Usted bien acostumbrado a no respirar.
- Por qué? Parece que respiro.
- Pues eso... parece... pero en realidad retiene todos los sentimientos que le ahogan y le quitan el aliento, aquí los veo todos retenidos.
- Y qué tengo que hacer con ellos?
- Pues aceptar que existen. Darles oportunidad a vivir plenamente dentro de su pecho, ponerle el nombre a cada uno de ellos y permitirles ser y estar. 
- Pero tengo miedo de que me vaya a doler. 
- Y de qué puede doler en la vida?
- No sé... de golpearse, de quemarse, de equivocarse, de sentir, de caer, de muchas cosas. 
- El diagnóstico está claro, así apuntamos: Tiene miedo de vivir. Pero permítame decirle que la vida es un vuelo! Consiste en altos y bajos, consiste en los virajes cerrados, amar es volar! No tenga miedo de vivir volando! Y mientras que estemos vivos, de cualquier caída se levanta. 
- Y si yo no podré levantarme?
- Sin dudas va a poder. Lo importante es siempre quererse a sí mismo. 
- Es que en realidad no sé si me quiero... 
- Claro que se quiere, a no ser así, no vendría a verme. Pensar en cuidarse ya es el primer paso. 
- Entonces tiene remedio esto? Es grave lo que tengo?
- Sí es grave, pero no se preocupe, es una enfermedad muy frecuente. 
- Se cura?
- Depende de Usted. Sólo Usted puede curar su alma, desgraciadamente muy poca cosa podría hacer yo, sólo recomendarle pues eso... dejarse llevar por el amor, perdonar y quererse a sí mismo. Como mínimo tres veces al día, para el desayuno, comida y cena. El siguiente paciente!...

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