En mis edades más inocentes
tenía tanta certeza de que el conocimiento se equivale a la edad que alcanzas. Tenía
tanta ansia de madurar para encontrar la llave de un cajón que guarda
respuestas a todas las preguntas. No sabía que era una trampa, no sabía que lo
primero que leería en este cajón será: Vive. Sin buscar respuestas. Y no sólo
no he llegado a saber más, sino que con los años que pasan me doy cuenta de
lo poco que sabemos, de lo poco que nos atrevemos a conocer, de lo difícil que
es entender, de lo erroneo que puede ser interpretar, de lo peligroso que puede ser generalizar, de lo limitados que estamos
de tiempo para aprender. La única certeza que hoy día tengo es la certeza de no
saber nada, y de la importancia de recibir con ilusión cualquier duda, pregunta o
curiosidad que surgen en este inmenso oceano del conocimiento humano.
Profundo.
ResponderEliminarUn saludo,